Jean Baudrillard (1929-2007) representa una figura fundamental dentro del pensamiento contemporáneo, especialmente en la medida que lleva al límite la reflexión sobre la sociedad de consumo, los medios de comunicación y la cultura moderna. Todos estos fenómenos son analizados a través de un estilo implacable que va de lo literario a lo filosófico, y que alcanza su máxima expresión a través de una obra: Cultura y simulacro (1977), que nos permite conocer la lógica interna que domina la cultura y el pensamiento posmoderno. Pero no se trata sólo de describir los fenómenos sociales contemporáneos, sino que realiza un análisis profundo que los desarma, los subvierte y los lleva hasta el límite de su paradoja constitutiva.
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Después de algunos artículos de carga más polémica, en los que hemos abordado sin ningún tipo de temor ni complejo aquellos temas que más nos exasperan en los tiempos presentes, creemos necesario reducir tensiones y trasladarnos hacia otros contextos para exponer a nuestros lectores y seguidores temas más livianos pero no por ello menos apasionantes.
En el «Occidente» actual la hipersexualización de la sociedad y la forma de abordar el tema sexual, lejos de ser un elemento secundario, aislado o carente de importancia, se ha convertido en un síntoma de decadencia civilizatoria mucho más amplia. Las transformaciones asociadas a la conceptuación del sexo, de las relaciones implícitas con el mismo, con las costumbres y hábitos sexuales, más allá de la expresión de libertad individual que se le ha querido otorgar, constituyen en realidad una desviación patológica, una deformación nihilista del eros humano que refleja el colapso de la llamada «civilización occidental», ese constructo ideológico que desde 1945 en adelante ha moldeado conciencias y costumbres sobre una Europa sojuzgada al imperio del «american way of life».