La tradición bloqueada
Tres ideas políticas en España: el primer Ramiro de Maeztu, Charles Maurras y Carl Schmitt
Pedro Carlos González Cuevas
2002
978-8497420266
Biblioteca Nueva
288
★★★★☆
Pedro Carlos González Cuevas hace un estudio monográfico de la obra de tres
autores relacionados con el ámbito ideológico de la reacción: Ramiro de
Maeztu, Charles Maurrás y Carl Schmitt. Una de las tesis que el autor
desarrolla a lo largo del libro es que la llamada derecha conservadora
española «no avanzó» según la concepción progresista del propio autor, porque
no hubo una «Reforma» y un consecuente proceso de secularización en el que se
pudieran conciliar las teorías absolutistas con aquellas iusnaturalistas de
raíz católica, de ahí que a lo largo del siglo XIX la presencia del
catolicismo en las teorías políticas de tradición conservadora fuese una
constante. Esta particular circunstancia, propia del devenir histórico
español, fue la que impidió el surgimiento de un radicalismo de derechas
similar al maurrasianismo primero y, posteriormente, al fascismo.
La ausencia de estos procesos secularizadores propios de la modernidad hizo
que el catolicismo se hiciese hegemónico y acaparase todo el protagonismo en
la dotación de esquemas ideológicos, símbolos y mitos a toda esta facción
ideológica hasta llegar a identificar todo este bagaje religioso en clave
católica con la propia identidad nacional. Dentro de esta teoría el hecho de
que el catolicismo se convirtiera de alguna manera en el catalizador de la
nacionalización de las masas y se instrumentalizase en la forja de la
identidad nacional debilitó a la nación en detrimento de la religión. Este fue
el gran error de la derecha, utilizar a la Iglesia como vehículo en la
construcción de la nación moderna empleando a la Iglesia, que sentía una
natural desconfianza hacia el Estado, y que siempre vio en el nacionalismo una
amenaza en la alianza entre el trono y el altar.
Una vez expuesta la tesis fundamental del libro es interesante señalar que
González Cuevas centra el primero de sus estudios en la figura de Ramiro de
Maeztu, al que considera uno de los representantes del nacionalismo español y
la modernización social. En su obra más temprana ya vemos prefigurarse los
elementos clásicos de su pensamiento, a saber, la crítica a los
«nacionalismos» periféricos, el elitismo intelectual o la defensa del ejército
como vehículo de cohesión social y nacional. El primer gran viraje lo
experimentó tras la Primera Guerra Mundial, cuando termina por decantarse por
un nacionalismo contrarrevolucionario de carácter autoritario y católico,
siempre en un contexto de defensa del liberalismo. De hecho Ramiro de Maeztu
se convertiría en el representante más autorizado del conservadurismo español
de corte tradicional tras las filas de Acción Española. La influencia de
Action Française en España fue bastante minoritaria y discontinua,
debido a la originalidad y peculiaridades propiamente españolas del
movimiento, diferentes tendencias estéticas, políticas y filosóficas.
En el caso de las influencias del pensamiento de Carl Schmitt su discurso
trasciende su propia filiación nacional-socialista durante los años 30, y es
que el pensamiento del autor alemán ha suscitado intereses tanto en las
izquierdas como en las derechas. Schmitt fue un pensador bastante heterodoxo
de la derecha, apunta González Cuevas, cuyas ideas no llegaron a cuajar del
todo en la España católica de Franco. De hecho, como apunta nuestro autor,
Schmitt contribuyó a desmitificar muchos de los principios que vertebraban la
derecha tradicional española. Las corrientes laicas dentro del conservadurismo
español han surgido gracias a la aportación de Carl Schmitt en ese
terreno.
Sobre la tesis que acabamos de exponer el autor, González Cuevas, desarrolla
un itinerario intelectual por la vida y obra de los mencionados autores. En el
caso de Ramiro de Maeztu, se podría enmarcar en la crisis de la generación del
98, y sienta las bases de su pensamiento en la crisis de identidad generada a
raíz de la pérdida de los últimos territorios del imperio español. Este hecho,
traumático para la mayor parte de los intelectuales de su generación, también
le hace poner en tela de juicio al propio régimen de la Restauración, su
inoperancia y la aparición de enemigos interiores como los separatismos
periféricos, que comienzan a experimentar un auge importante durante esa
época. En la línea de pensadores como el aragonés Joaquín Costa, Maeztu
propone la modernización económica y el fortalecimiento del tejido industrial
español. Durante su juventud también simpatizó con el socialismo, pero desde
posturas e interpretaciones bastante heterodoxas, fundamentalmente en su
vertiente fáctica de la lucha y los ideales, y bajo el influjo de sus lecturas
nietzscheanas. No obstante, en fechas muy tempranas mostraría una marcada
preocupación por equiparar a España con el resto de las economías europeas,
bajo un capitalismo pujante y dinámico. De Nietzsche tomará, de sus teorías
sobre el superhombre, la necesidad de la proliferación de individualidades
heroicas capaces de ejercer de guías en este impulso económico y social que
España necesitaba. Del positivismo darwinista decimonónico toma la idea de
jerarquía social y exalta las desigualdades naturales de los individuos,
potenciadas en la línea de un perfeccionamiento del individuo.