La libertad es poder decir lo que piensas, poder escuchar a los Rolling Stones y poder dejarte cresta si te apetece
Esta frase lapidaria fue una de las múltiples «perlas» que se vertieron durante la inquisitorial tertulia a la que fue invitado Alejandro Cao de Benós —delegado especial del gobierno norcoreano— durante su visita a un programa de televisión, a raíz de un documental que se emitió sobre Corea del Norte unos días antes.
Dentro de esta tertulia, en la cual todos los defensores del sistema se rasgaban las vestiduras ante la «empanada mental» (sic) del representante norcoreano, fuimos testigos del habitual abuso de argumentos falaces que existe en estos debates y de la profunda ignorancia de sus detractores acerca de la realidad asiática. Pero si algo nos llamó poderosamente la atención fue el debate sobre el concepto «libertad», al que ya hemos dedicado alguna entrada en este blog, y sobre las manifestaciones de susodicha «libertad», de cuya inexistencia acusan al régimen de Pionyang.
Queremos dedicar esta reflexión a la libertad de dejarse una cresta, de conocer a los Rolling Stones o a Madonna y de hablar mal del líder.