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La toma de la Bastilla |
Se considera como «mundo contemporáneo» aquel que toma como punto de partida los simbólicos acontecimientos que marcan el inicio de la revolución francesa, especialmente con la toma de la Bastilla, antigua prisión que los revolucionarios acabarían asociando a las injusticias y opresiones del Antiguo Régimen. Esta es la fecha clave que el mundo occidental considera como la fecha de arranque de la era actual. Nos guste o no —aunque más bien nos desagrada en gran medida— la Revolución Francesa fue la culminación de un proceso de maduración intelectual que atravesó por completo el siglo XVIII, y que venía precedido de una revolución científica y metodológica en el siglo precedente. Descartes o Newton fueron los guías de esa revolución en el siglo XVII, como lo pudieron ser Montesquieu o Voltaire en la que se sucedería en la siguiente centuria. La Ilustración se puede considerar la gran matriz ideológica del pensamiento contemporáneo, tanto en el buen sentido como en el malo. Si bien la Ilustración y todos los procesos históricos e intelectuales sucedidos tras la revolución francesa dieron lugar a la configuración de los estados nacionales, a la implantación de regímenes demoburgueses y las distintas fórmulas jurídicas, intelectuales y filosóficas que acompañaron a la institucionalización de los mismos, también nacieron otros movimientos de contestación que también tuvieron sus respectivos desarrollos ulteriores en varios sentidos.