Aquellos que estamos más avezados en el conocimiento de las denominadas corrientes de la Tradición Perenne conocemos la obra magna de Julius Evola Revuelta contra el mundo moderno, la obra más famosa y celebrada del autor romano, donde vemos expresada toda su Cosmovisión tradicional en lo que podríamos definir como una especie de estudio morfológico de la historia en clave Tradicional. Sin embargo existen otros autores que nutren las mencionadas corrientes que, por desgracia, todavía permanecen como un enigma que espera ser descubierto. Tal es el caso de Attilio Mordini, autor natural de Florencia, dinamizador del ambiente tradicionalista italiano de las décadas centrales del pasado siglo, que desafortunadamente ha pasado desapercibido para el público de lengua hispana. Ya publicamos el pasado mes de octubre una de sus obras, una antología de escritos, que recogimos en El católico gibelino.
A partir de hoy podemos decir que el enigma que representa la obra del autor italiano comienza a cobrar luz y a tomar un rostro bien definido. El templo del Cristianismo ha sido comparado, y no por casualidad con la obra magna de Julius Evola. En este caso no encontraremos la densidad de información con la que la citada obra evoliana nos abruma, pero, sin embargo, es equivalente en muchos aspectos en la complejidad contenida en sus páginas. De este modo, la lectura de El templo del Cristianismo implica un ejercicio intelectual y de comprensión del mundo desde una perspectiva igualmente tradicionalista, como lo es Rebelión contra el mundo moderno. No obstante, en este caso contamos con unos parámetros interpretativos sensiblemente diferentes, y es que el punto de partida que toma Attilio Mordini es el Cristianismo de los orígenes, y con éste la historia de una trascendentalidad que parte, y tiene su origen, en las catatumbas romanas para recorrer el conjunto de la historia, con sus muchos siglos e innumerables hechos humanos, bajo la perspectiva de la encarnación del Verbo.